martes, 14 de abril de 2015
miércoles, 4 de febrero de 2015
Pablo del
Barco.
Exposición
Paisagens do intimo
(Paisajes de lo íntimo)
Arquivo
Histórico Municipal António Rosa Mendes
Vila
Real de Sto. António (Portugal)
6 a 27 de febrero.
Horario: 9,30 – 13 h. / 14-16,45 h.
Bajo
este título PABLO DEL BARCO expone en el Arquivo Municipal de Vila Real de Sto.
António 16 obras, 11 grabados y 5 serigrafías, expresión de los estados de
ánimo o paisajes del alma.
Sobre
la obra del autor y para esta exposición ha escritor Javier Fito:
PABLO DEL BARCO, EL
NAVEGANTE DEL ARTE
Pablo del Barco
recorre con sus pinceles todo tipo de mares. Este navegante de las artes
plásticas que surca el mar entre Sevilla y Burgos, entre el sur y el norte
ibéricos, ha tomado rumbo en esta ocasión por las aguas del río Guadiana. En su
desembocadura, hacia Isla Cristina y Villa Real de Santo Antonio, entre las
lenguas de España y Portugal.
Como si de Enrique
el Navegante se tratara, viaja por nuevos mundos cargado con su pintura y su
poesía (su único equipaje), en esta ocasión con sus grabados y serigrafías, a
la búsqueda de si mismo y otros nuevos paisajes.
Aventurero del
saber, interpretando las señales que los nuevos territorios físicos y mentales
le ofrecen, es capaz de adivinar una línea sobre un gesto, de trazar un esbozo
sobre un pensamiento, de convertir la servilleta dibujada de un bar en una obra
de arte esencial.
Surcando los mares
de las emociones retrata a un personaje donde encontró una mancha, crea una
sonrisa al emborronar unas gotas de tinta o grabando sobre metal una serie de
trazos que terminan dibujando una escena cotidiana.
Al trazar el
grabado, al componer la serigrafía, siempre tiene espacio en su obra para el
compromiso social y político. Su pensamiento, además de creativo, está
comprometido con la realidad que le rodea o la que se dispone a descubrir.
Como buen sabio
experimentado aprovecha cualquier acto o detalle, aparentemente sencillo, para
lanzar sutilmente un discurso en el que construir otro mundo posible.
Amante de la
libertad, la razón, la igualdad y la justicia, sus grabados y pinturas se
manifiestan como reflexiones irónicas y filosóficas (así es toda su obra de
poesía visual) en las que sus cuadros
manifiestan una salud política admirable.
Visitar y disfrutar
esta exposición de grabados y serigrafías de mi amigo Pablo, desde su
compromiso por describir la Vida, es un puro acto artístico de amor a la
humanidad
Javier
Fito
viernes, 7 de noviembre de 2014
EL CARRO DE LA LEJÍA, 7 de
noviembre 2014
Estaba cantada la desimputación parcial de la infanta; ya
lo dijo su padre: “La justicia es igual para todos” (¡ja!). Pero, en
definitiva, es coherente con el estado del país, con las consecuencias de la imposición
de aquella nefasta transición que nos vendieron envuelta en glasé y celofán de
colores. Una mayoría de las instituciones nacidas entonces están asaeteadas por
la corrupción, la mangancia, el desparpajo y el despropósito más descarado, en
contra del español medio, atado de pies y manos ante esta adversidad e
impunidad política que punemente padece.
No entiendo mucho de derecho, apenas estudié un curso de
derecho penal, lo que me sume en una ignorancia que me parece supina cuando veo
y medito sobre los sucesos actuales. Veamos: hay cuatro mosqueteros de lo malo
que constituyen, según se ha demostrado, una empresa para obtener y blanquear
dinero ilegítimo y defraudar al fisco, hechos que se suceden el uno al otro como
consecuencia natural. Y resulta que, por arte de birlibirloque, de los cuatro
quedan solo tres mosqueteros absolutamente imputados en estos delitos. Uno
–una– se libra, por guapura social y, supongo, color de la sangre: “La justicia
es igual para todos”; ella es descendiente de aquel monarca que huyó de España
en 1931 y que, por obra y gracias de un dictador, obtuvo para sus descendientes
el beneficio de sentarse de nuevo en el trono del Estado español, sin ningún
mérito, salvo, en mi opinión, el de aprovechar la minusvalidez de un pueblo
rendido, acobardado por las consecuencias de una guerra fraterna, que no ha
terminado de ponerse en limpio por deseo interesado de los ilegítimos
vencedores.
Todo ello en un clima de delitos permanentes, robos sin
medida, usuras, trampas, expolios, despilfarros de los que la clase poderosa,
descendiente en buena medida de aquellos “vencedores”, es protagonista
beneficiada. Y que clama –con la boca chica– por la limpieza y la transparencia
en el país cuando no sabe limpiar su casa, llena de cajones secretos y paredes
dobles en los que se apiñan las varitas mágicas que aumentan sin cesar sus
fortunas, y esconden sus papeles sucios, con desprecio de un pueblo que sufre
privaciones y miserias, oculto a su vista por paredes de plomo que les impiden,
voluntariosamente, ver la realidad. Su gran mérito es la mentira, en la que se
muestran doctores en la universidad de la picardía, ilustres descendientes del
Lazarillo de Tormes, Rinconete y Cortadillo, Guzmán de Alfarache, el Buscón y
otros pícaros tan españoles que en ninguna otra literatura universal se han
producido; en ningún otro país abundan tantos y tan sin justicia a los que no
se les desapropia de lo robado; de su vergüenza no porque nunca la tuvieron.
La dirigente regional de un partido ignora el robo al tanto
por ciento insistente de su segundo de a bordo; dice desconocer a los acólitos,
alcaldes provinciales, que ella misma nombró y con los que aparece en los
besuqueos y palmeos propios de la más resaltante –la única visible– actividad
política. El presidente de una comunidad, que se alza en paladín de la
transparencia, ha hecho, según las crónicas recientes, treinta y dos viajes –en
clase especial para no contaminarse, imagino–, de ida y vuelta, con el noble
“objetivo político” de ver a su –supuesta–
amante, pagados con dinero público. En su primera aparición pública sus
congéneres políticos le han aplaudido a rabiar, queriendo con el ruido
enmudecer la desvergüenza. ¡Ah, si al menos fuera éste monaguillo del amor
verdadero…! A un obispo se le denuncia por el ornato principesco que está
introduciendo en su palacio. Del dispendio y cuentas pocos claras del ejército
español un militar está explicando en tertulias televisivas y en un libro
original y valiente muchas suciedades ocultas tras la cortina con orillo dorado
del patriotismo y las voces de mando sin discusión.
¿Queda alguna institución tocada por la rareza de la transparencia,
a pesar de lo que claman los políticos españoles, tan pretendidamente hábiles
como esas criadas que mantienen la casa limpia a base de ocultar la porquería
debajo de las alfombras más mullidas de sus palacetes sostenidos por el pueblo?
El jefe de la casa de gobierno sin darse por enterado; habrá
que regalarle un sonotone y unas gafas, sin pantalla de prisma, contra la
miopía y el estrabismo, para que nos dé la sensación de que sabe que existimos
el resto de los españoles. Y el jefe del Estado en la inopia, para que no le
salpique demasiado, porque la caca cuanto más se remueve huele más.
PABLO
DEL BARCO
sábado, 25 de octubre de 2014
jueves, 31 de julio de 2014
martes, 29 de julio de 2014
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