EL CARRO DE LA LEJÍA. 6 Nov.
2012-11-05
Los pinochos del Gobierno (casi
me equivoco y pongo los Pinochet del Gobierno), que casi no caben por los
pasillos de las Cortes, haciendo bueno aquello del poeta “érase un hombre a una
nariz pegado”, ya no se conforman con inventar un lenguaje nuevo para que les
encajen sus “donde dije Digo digo Diego”. Ahora nos tachan de ciegos y sordos para convencernos de que
lo que han dicho no lo han dicho. La ministra Báñez, señorita de Huelva a la
que parece no conocérsele actividad laboral notable y si muchos arrumacos
sociales, dijo claramente que la economía española iba mejor, vamos que se veía
un repunte de mejora, que ya podíamos alegrarnos. Todos los oímos muy bien, con
gran sorpresa e incredulidad, por supuesto. Surgen las críticas, los
comentarios, algunos mordaces, otros jocosos, y ahí sale la vicepresidenta de
Gobierno, gran valedora de la Báñez, con su boquita de piñón vallisoletana
diciendo que no, que no dijo eso, que… Y se extiende en una acusación a
nuestros pobres oídos, maltratados de tanto oír una promesa y luego su contraria,
y ahora abucheados por no entender lo que está muy claro de entender.
Con estos chicos lindos del
Gobierno, tan baqueteados en la lucha laboral, estamos al menos aprendiendo un
lenguaje nuevo, heterodoxo, libertario. Y estamos aprendiendo a oír lo que no oímos;
dos por el precio de uno: lo que se dijo y lo que oímos. Si me constara su
cultura diría que han aprendido mucho del
realismo mágico de los escritores latinoamericanos, haciéndonos ver una
realidad donde sólo existen palabras, o a la inversa. No sé si haber leído a
Vargas Llosa, enorme plagiario en La
guerra del fin del mundo les otorga ese enorme privilegio.
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