martes, 6 de noviembre de 2012


EL CARRO DE LA LEJÍA. 6 Nov. 2012-11-05
Los pinochos del Gobierno (casi me equivoco y pongo los Pinochet del Gobierno), que casi no caben por los pasillos de las Cortes, haciendo bueno aquello del poeta “érase un hombre a una nariz pegado”, ya no se conforman con inventar un lenguaje nuevo para que les encajen sus “donde dije Digo digo Diego”.  Ahora nos tachan de ciegos y sordos para convencernos de que lo que han dicho no lo han dicho. La ministra Báñez, señorita de Huelva a la que parece no conocérsele actividad laboral notable y si muchos arrumacos sociales, dijo claramente que la economía española iba mejor, vamos que se veía un repunte de mejora, que ya podíamos alegrarnos. Todos los oímos muy bien, con gran sorpresa e incredulidad, por supuesto. Surgen las críticas, los comentarios, algunos mordaces, otros jocosos, y ahí sale la vicepresidenta de Gobierno, gran valedora de la Báñez, con su boquita de piñón vallisoletana diciendo que no, que no dijo eso, que… Y se extiende en una acusación a nuestros pobres oídos, maltratados de tanto oír una promesa y luego su contraria, y ahora abucheados por no entender lo que está muy claro de entender.
Con estos chicos lindos del Gobierno, tan baqueteados en la lucha laboral, estamos al menos aprendiendo un lenguaje nuevo, heterodoxo, libertario. Y estamos aprendiendo a oír lo que no oímos; dos por el precio de uno: lo que se dijo y lo que oímos. Si me constara su cultura diría que han aprendido mucho del  realismo mágico de los escritores latinoamericanos, haciéndonos ver una realidad donde sólo existen palabras, o a la inversa. No sé si haber leído a Vargas Llosa, enorme plagiario en La guerra del fin del mundo les otorga ese enorme privilegio.

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