sábado, 17 de agosto de 2013
lunes, 29 de julio de 2013
jueves, 13 de junio de 2013
EL CARRO DE LA LEJÍA, 13 junio 2013
Los
viejos, al crematorio
Está claro, el presidente del gobierno es un
pusilánime de cuidado. La que está organizando, sin necesidad, con el tema de
las pensiones que siempre prometió no tocar... Le propongo la solución definitiva:
ordenar la muerte de todos los mayores de 67 años, por decreto, claro, que tan
bien se les da a estas cumbres del pensamiento que forman el gobierno. La
muerte se haría por ingestión de una droga eficaz, no importa si dolorosa o no,
que el muriente habría de comprar en la farmacia por el sistema del copago.
Antes de morir dejaría en orden la liquidación del entierro y de la
incineración. Nada de tumbas, que hay que ahorrar suelo público para poder
edificar; los pobres constructores estás tristes y alicaídos por la falta de
trabajo y muchos sin saber qué hacer con el dinero de la droga, cómo
disimularlo. Habrían de dejar los jubilados solucionado el tema de la herencia:
todos testarían a favor del Estado, menos su Jefe, que tiene bula. Los dineros
obtenidos irían a parar al Fondo de Corruptos de la Nación, presidido por Iñaki,
el mago del balonmano e insigne vendedor de favores, adscrito a la bula. En ese
momento ya tendrían un Cuerpo de Honor para poder recibir las herencias y
seguir viviendo a cuerpo de rey, manteniendo sus privilegios en un país ahora
más limpio sin la mugre de los viejos.
Nos ahorraríamos diez sueldazos, de los “expertos” en
pensiones, que regresarían a trabajar en sus bancos y empresas privatizadoras
para inventarse algún que otro concepto con que enriquecer a sus empresas y
reforzar la expropiación de las humildes viviendas de los españoles
hipotecados, que vivirían ansiosos de que llegara el día de gloria de sus 67
años y la entrada en el paraíso de la tranquilidad. Allá en el cielo se les
facilitarían gratuitamente entradas, con IVA superreducido, para ver partidos
de fútbol de sus equipos favoritos, cada día más “estentóreos, que decía uno de
sus presidentes, más orondos con una deuda no fiscalizada que ya no se podría
pronunciar por lo descomunal. Cultura, siguiendo el ejemplo de los ministros,
ya no habría; ¿para qué sirve? El IVA cultural estaría tan por las nubes que
nadie se iba a preocupar por la lectura, el cine, o el teatro, ahorrando en
epígrafes, quedando vivo y reluciente el del fútbol, único deporte permitido en
esta felicidad que persigue la felicidad más rotunda. Y la lengua caminaría a
sus anchas con el modelo repetido de construir PPramente una realidad con las
palabras y nunca aplicar unas palabras a la realidad. La Real Academia
AngloEspañola de la Lengua cambiaría su lema: Limpia (la pasta), brilla (en los
bolsillos de los políticos) y da esplendor a sus académicos, bajo la advocación
de San Vicente Ferrer, santo patrón de los santos economistas. La RAE (Rapiña
Autorizada Endeudante) te rrae, te lo limpia, da brillo a sus mayores y
fortalece los bancos redimidos. Real (aquí todo es Real, del Rey), Árnica (aquí
todo se ha de curar) para Envejecer (aquí sin consuelo final).
Al Ejército se le daría una isla desierta para
contentarle y gastar munición a lo loco, porque las fábricas estatales y
privadas (tal vez de algún miembro del gobierno, enorme garantía) no deberían
dejar de producir más muerte. Y la Iglesia tendría sus diezmos como en la antigüedad,
sólo de los pobres. Los ricos contribuirían a la Iglesia únicamente con sus
confesiones y comuniones diarias. ¿Y la Justicia? ¿para qué? Seríamos la
envidia de Europa y del Mundo; ¿pueden imaginarse un país más equilibrado,
apático, y menos conflictivo?
¡Ah, los nietos!, ajenos a los caprichos de los
innecesarios abuelos, se harían más fuertes por el escaso proteccionismo, y los
padres se las ingeniarían para sobrevivir con escasos sueldos y algo de
trapicheo; la caída de la demografía llevaría implícita una caída también de la
economía sumergida; todos serían funcionarios, incluso los trabajadores
industriales, para mayor control, gloria y riqueza del Estado y de su Gran
Jefe. Educadores no harían falta, afectados todos por la necesidad de ganar y
gastar dinero a mansalva, la pobre mansalva de los pobres o la mansalva
derrochona y barcenera de los ricos procedente de los pobres. Todo estaría
privatizado para favorecer en el individuo sus armas en la lucha por
sobrevivir, como espartanos los pobres, como emperadores de los pobres los
ricos. En medicina sería cuestión de sobrevivir hasta el advenimiento, ya próximo,
de las enfermedades públicas para ser tratadas en los hospitales privados.
Como ven, nuestros viejos sobran, nos hacen la vida
imposible. ¿Cómo se dirá “viejo” en alemán, merkalt?
PABLO DEL BARCO
miércoles, 29 de mayo de 2013
martes, 28 de mayo de 2013
EL CARRO DE LA LEJÍA. 28 mayo 2013
La e-videncia
de la in-videncia.
Aquí los llamamos echadores de cartas, videntes,
adivinadores
tarotistas, quiromantes, astrólogos… Son una plaga en los medios de
comunicación. Aparecen en cadenas de televisión, nocturnos muchas veces, sin
fijación de sintonía, parece que sin patente legal, propagando siempre su
calidad de emisión en directo. Estos “brujos” tienen hartas cualidades: los
vemos el mismo día y a la misma hora en dos cadenas diferentes, con diferentes
vestiduras, con poblada barba de un día para otro. La calificación de su teatro
de operaciones es de lo más variada, en una diversidad cristiano-pagana digna
de un estudio específico. A poco que abren la boca dan prueba de su escasa
cultura; algunos/algunas pegan unos hachazos temibles al diccionario y a la
gramática (la “visícula”, los “glanguios”, la “apófisis”). Algunos tienen la
condición de extranjeros, pero no son estos los que peor hablan. Y todos
exhiben la virtud de redentores; del cuerpo, aventurando soluciones médicas,
perturbadoras, para sus “clientes”, o del alma, después de haber sacudido la
intimidad con, por ejemplo, noticias de la traición de un marido en una pareja
estable.
Como no me gusta escribir a humo de pajas me he
sometido a sus adivinaciones, augurios, consejos…, que transcurren en una
sintonía cariñosa: “mi amor”, “mi vida”, “gloria mía”, “mi vida bonita”,
“corazón” mío”…; es el trato, que no solo suena a falso sino que es tan falso
como su familiaridad. Así inician el diálogo, después de esperar minutos
preocupantes con el teléfono desgranando las altas tarifas del contacto. Cuando
el e-vidente vidente-in-vidente parece medio serio, observas sus preguntas, el
modo en que las articula, cómo los consultantes les ponen la respuesta “a
huevo”, aunque a veces patinan de la manera más brutal: hombres que, a toda
costa, van a encontrar la mujer de su vida siendo neta e indudablemente
homosexuales; maridos que les ponen cuernos a su mujer, cuando han fallecido
tiempo ha; un hijo que anuncian volverá al seno materno cuando nunca salió de
él, meteduras de pata que ejecutan contra los consultantes, a pesar de que
estos nieguen la mayor; ellos insisten porque “lo dicen las cartas y ellas no
engañan nunca”.
Voy a mi caso: consulté, con la mosca tras la oreja,
cinco veces, todas con un resultado catastrófico: nada que me pronosticaron
sucedió, más bien lo contrario. Empecé a desconfiar cuando una vecina, que era
gallega y no teniendo otro oficio mejor empezó a ser consultora por el
ofrecimiento de un director de televisión secundaria amigo suyo. Como era
gallega se suponía que tenía el ADN de bruja y adivinadora. Tal como desconfié
se desarrolló la catástrofe. Cuando uno de estos personajes, flamante, que goza
de prestigio en el área, insistió en hacerme un sortilegio para favorecer mi
economía, me eché a temblar. En efecto, al día siguiente me llegó una sanción
de casi 2.000 euros y mi negocio en sociedad empezó a precipitarse de manera
imparable; no me invento nada. De lo que me facturó la compañía telefónica por
el tiempo de las llamadas, esperas y consultas, prefiero no acordarme. Pero
nunca olvidaré lo inútil de mis consultas, que me dejó un regusto amargo
pensando, sobre todo, en la gente humilde y generalmente ignorante que de buena
fe llamaba para solucionar su vida, esperando que con las palabras,
embaucadoras, falsamente cercanas y también ignorantes de su realidad, lo iban
a conseguir.
Hay en este mundillo una situación que favorece a los
“videntes”: no existe comprobación de las predicciones, y el resultado negativo
no es criticable porque el que consulta y conoce el fracaso teme que caigan
sobre él todas las maldiciones de los “brujos”, todo su poder maléfico e
inevitable. O, simplemente, se avergüenza de haber acudido a uno de estos
sujetos, fracasar y hacer el ridículo; nunca confesarán el fracaso ni la estafa
a que fueron sometidos.
Podía hacer una historia de gente estafada y de sus
correspondientes estafadores. No hace mucho un juez sentenciaba contra el
conocido Octavio Aceves por las profecías fallidas en el caso de la
desaparecida Anabel Segura. De los escándalos de Cristina Blanco y las actuaciones de
Rappel o de la “despampanante” Aramis Fuster, que cobran cifras astronómicas
por sus “trabajos”, corre mucha información. Estos son los “brujos” de la “jet
set”, endiosados e intocables. Otros, visitantes, como el argentino Ricardo Schiaritti o "Papa
Mustaphá" son muy conocidos justamente por sus visitas a la Justicia. Lo
que no se puede es evaluar el dinero que mueve este negocio porque la mayor
parte funciona en dinero negro, y el Gobierno no se atreve a meterle mano, no
siendo que en caso de hacerlo algún adivinador adivine de verdad los malos
pasos que estos aseados y mentirosos muchachos del PP van dando cada día con
más inseguridad y arrogancia.
PABLO DEL
BARCO
miércoles, 22 de mayo de 2013
EL CARRO DE LA LEJÍA. 22 mayo
2013
El morito
chinchón
No es por hacer leña del árbol caído, pero José
Mourinho (traducido, Pepe Morito; ay, si la gente lo supiera…) siempre me
pareció un cretino, con enorme capacidad para embaucar a cretinos con sus altisonantes
manifestaciones, sus huidas, sus silencios, sus acusaciones a diestro y
siniestro, enfrentamientos con los medios de comunicación…, garabateando en su
mal español que no aprendió a hablar en sus tres años, lo que implica evidente
desprecio a los españoles. Yo lo siento especialmente porque soy lusitanista
practicante y tanta arrogancia tan mal expresada me molesta, y me fastidia que
con su actitud derribe más el pésimo estado del deporte (fútbol) español. Ahora
el derribado es él, sobre un césped que quiso dominar como un pequeño dios,
pero tanto orgullo sin base y sin arrepentimiento le han llevado a la “automoribundia”,
de la que aún se defiende sin el mínimo “mea culpa”. El presidente del equipo,
que demuestra saber poco de fútbol y sí mucho de compraventa de jugadores, le
ha echado un cable final porque aceptar el fracaso del técnico portugués es
reconocer el suyo propio. Mourinho (Morito) se ha defendido alegando que su
condición de portugués atrae la antipatía de los españoles. Demonios, hasta
donde llega el mal uso del nacionalismo… El técnico ha calculado mal, se ha
enfrentado a los jugadores, que son quienes realmente dominan la empresa, de
equívoca democracia. La base de esa pseudodemocracia es el dinero: el talento
deportivo está en un segundo plano. Y el desarrollo social del deporte se
manipula con una actividad constante, enloquecedora, que no permite respiro ni
análisis. Hay fútbol todos los días, en copas, ligas y otros enredos que no
acaban nunca, que no dejan ver con claridad el panorama social, porque lo
llaman género sociocultural y está ubicado en el ministerio de cultura, cuando
es en realidad un mosaico de violencia sostenida en su ejecución –llamada
competición- que desarrolla una violencia sin límites en sus seguidores. ¿Te imaginas lo que ocurriría si,
durante un año, se paralizara el fútbol en todos los campeonatos? Los españoles
buscaríamos otras formas y otros campos de pensamiento, de movernos para
aprender nuestros paisajes, volvería el diálogo a las familias los fines de
semana, los lunes hablaríamos de otro tema que no fuera fútbol, el dinero de
las entradas podríamos aplicarlo a comprar otras cosas, incluso libros, iríamos
al depauperado cine español, nos dejarían de atormentar en los telediarios con
tanta noticia insulsa sobre este deporte y sus protagonistas. Tener que
escuchar las declaraciones de otro tan excelente jugador como, me parece,
cretino en lo personal, el “mago” Maradona, ofende la inteligencia. Incluso nos
haría menos mansos ante la crisis actual y la presión del grupo de oligarcas
que nos quiere conducir como ovejas a un campo de angustia irrespirable creando
un terror con el que dominarnos.
Todo, al final, es un problema de dinero, millones
que van y vienen, que no quieren tener
nada que ver con la otra economía de los españoles; imagino que la troika belga
no intervendrá las cuentas de los clubes de fútbol, entidades financieras que parecen
estar lejos de toda sospecha. La deuda, declarada, de estas entidades privadas,
que son de uso público, es de 3.500 millones de euros; la deuda con Hacienda,
de más de 700 millones. Están en quiebra pero siguen funcionando, como el
gobierno español. Los socios se desinteresan de la economía del club, sólo
quieren resultados deportivos, y aceptan sin rechistar el precio de las
entradas al estadio. Contra más partidos, mejor, que es como la proliferación
de bares y cafeterías en esta época de crisis. Quedarse solo en casa es un
martirio; gritar en el estadio, una liberación; tomar una cerveza en un bar,
una disculpa que nos permite la crítica libre del estado del país y el
correspondiente arreglo, sustituyendo la inutilidad de los padres de la patria,
en un lugar en el que nada nos compromete. Evasión de la realidad, en una
palabra. Me explico: No fui antifutbolista; jugaba cuando este deporte aún tenía
algo de romántico.
PABLO DEL
BARCO
miércoles, 15 de mayo de 2013
martes, 14 de mayo de 2013
lunes, 13 de mayo de 2013
lunes, 6 de mayo de 2013
EL
CARRO DE LA LEJÍA, 7, mayo,2013.
EL
ENGAÑO DE BOSTON Y LA INVENCIÓN DEL TERRORISMO
He recibido un
vídeo espeluznante con imágenes del atentado de Boston desde la misma línea de
meta. Se ve con claridad cómo unos operarios colocan allí a una persona sin piernas,
cómo otros obreros desordenan intencionadamente el escenario para dar más visos
de atentado, cómo los policías cambian su uniforme por ropas de paisano… Pueden
verlo con el título “El engaño de Boston desde la línea de meta”, vídeo del
Canal de Iván. Parece tan auténtico como las imágenes que nos ha ofrecido insistentemente
la TV norteamericana; no tiene aspecto de ser un montaje; son las mismas
imágenes que hemos visto tan repetidas, a las que se aplica una mirada
diferente, que nos permite ver lo que a simple vista no se ve, no quieren que
veamos. Al menos nos pone en la duda.
El presidente Bush,
que sabía mucho de tramas ocultas en su inculta y criminal cabeza, se inventó
la existencia de armas de destrucción masiva para declarar la guerra a Irak,
después de decir diez años antes, 11 de septiembre de 1991, en el Congreso, que
era posible un nuevo orden mundial. Esta actitud es antigua como la humanidad:
Nerón incendió Roma para acusar a sus enemigos los cristianos; Adolf Hitler incendió el Reichstag
para crear un estado de terror y culpar al pueblo judío; el presidente
Roosevelt tenía conocimiento previo del ataque de Pearl Harbor, que fue una
excelente excusa para entrar en la Segunda Guerra Mundial; el abuelo de Busch financió a Hitler en su alocada
extinción. De la guerra de Vietnam y la masacre estadounidense tenemos buena
memoria. Y de otros muchos acontecimientos mundiales marca USA. En lo que atañe
a nuestra historia en un momento decisivo:
El 15 de febrero de
1898, con el pretexto de que el ejército español había hundido el obsoleto
acorazado estadounidense “Maine” en el puerto de La Habana, Estados Unidos
declara la guerra a España. Está archidemostrado que fue el gobierno USA quien
hundió el buque, con algunos marines dentro para justificar mejor la violencia
y tener una brillante excusa para la guerra, y el posterior dominio de las
antiguas colonias españolas; dominio sutilmente político y descaradamente
económico. Algún sector español aprovechó, y aún colea, esta argucia para
acusar al gobierno de Zapatero con ocasión del atentado del 11 M. Pero el
material usado entonces y el que utilizan los (supuestos) terroristas
musulmanes de Boston no tiene ningún parecido.
Estos hechos
definen al gobierno norteamericano como el auténtico inventor del terrorismo
moderno: creación de un estado de pavor al que las autoridades, defensoras del
pueblo asustado, encuentran una solución contra sus “enemigos”; inventores del
terrorismo y héroes del castigo a los “terroristas”. En el atentado de Boston
hay muchas cosas sin aclarar, muchas que no se aclararán nunca, a las que se
está buscando a toda prisa una justificación con hechos, reales o inventados.
Han encontrado a dos chivos expiatorios para convencer al pueblo creyente,
lanzando cables de conexión con Bin Laden y el terrorismo musulmán, el terror
por antonomasia porque ellos lo han definido así. Han llegado las inculpaciones
a España, país ahora sin criterio y sin agallas para construir su propia
historia, con un gobierno al que mueven los peores vientos.
Ayer decía
públicamente la Cospedal -ese horror lingüístico, incoherente y falsario que no
quiere convencerse de su inutilidad para el bien- que gracias a Rajoy España se
ha salvado de un crack económico; el crack es el terror para nuestra economía,
Rajoy el salvador, a pesar de la catastrófica marcha del país, hipotecado hasta
2015, en que bajarán impuestos, justamente en la fecha de las elecciones:
“Bajaremos los impuestos cuando sea posible”, ha dicho Supermariano, con su
eterna cantinela de lo impreciso y vano. Al fin, el Presidente, acéfalo con
cerebro alemán, no ha dicho una mentira. Felicidades, españoles, nos siguen
considerando idiotas sin arreglo. ¿Querrán así protegernos del maligno? ¿El
maligno estaba en Boston también?
PABLO DEL
BARCO
domingo, 14 de abril de 2013
EL
CARRO DE LA LEJÍA. 14 abril 2013
La España (i)Real (4)
El año 1969 Juan Carlos
se adhirió a los principios fundamentales del Movimiento, con lo que
traicionaba a buena parte de los españoles, justamente a los que el
levantamiento de Franco había traicionado. Traicionaba también a su padre, Don
Juan, legítimo aspirante a una monarquía desprovista de todo privilegio y
posesión por la República en 1931. Volvía a traicionar a buena parte de los
españoles en 1975, co-firmando con el dictador una condena por cinco muertes
injustas que provocaron el rechazo y la reprobación de todo el mundo. Traicionó
al ejército el 23 de febrero de 1981 con el golpe de Estado que él mismo
organizó, según está demostrado y publicado, y traicionó de nuevo al pueblo
español con esta mentira que se oculta permanentemente. La liberación de
secretos políticos recientemente nos ha descubierto que el 5 de noviembre de 1975 el príncipe Juan Carlos le había
desvelado al presidente de USA cuáles iban a ser los siguientes movimientos de Franco con respecto al Sáhara,
traicionando así a su mentor, o, como dice el pueblo, mordiendo la mano que le
daba de comer. Como pago a tanta traición, todos los partidos políticos aceptan
y aplauden la figura del rey. Yo sé que esta figura es inviolable, pero no es
incriticable, situación de hecho que le ha permitido al monarca saltarse a la
torera toda compostura moral, hasta llegar a una situación vergonzosa,
criticada fuera y dentro de España.
Cuando
la monarquía se asusta porque ha dejado de ser un elemento folklórico y se le
empiezan a pedir cuentas, decide apuntarse a la transparencia, pero, eso sí,
con algunas reservas, que la verdad absoluta queda para el pueblo vulgar. Así
podrá de nuevo campar a sus anchas, porque aquí le reñimos servilmente pero no
le criticamos con justicia, como se merece tan alta figura. Nos enteramos de la
herencia recibido por el rey de su padre (¿De dónde la sacó si la II República
desposeyó a la Monarquía de sus bienes?), pero nadie nos dice nada de este
caudal que resolvería miles de desahucios; si está en Suiza, algo ilegal para
todos los españolea, o si pagó los derechos correspondientes a Hacienda en caso
de estar en España. El rey, que recuperó su sueldo de antes de julio de 1012
(sueldo anticrisis), no está sometido a la fiscalización del Tribunal de Cuentas,
con lo cual traiciona también a este pueblo sometido cada día a más impuestos,
más privaciones y más hambre. El rey paga (nosotros pagamos) el uso de una casa
patrimonio nacional a su amante, a la que transporta en helicópteros y aviones
oficiales, con la que, según se insinúa, tiene otros chollos además de los
sexuales, y casi nadie dice nada en el Congreso. Al rey se le implica presuntamente
en los presuntos negocios sucios de su yerno Urdangarín y su infanta Cristina y
aquí tampoco pasa nada; y todavía se protesta por la imputación de la hija del
rey, como si tuviera patente de corso y no fuera un presunto corso en sí misma.
Yo recuerdo el embolado económico de su alteza hace años, del que tuvo que
salir fiador Manuel Prado y Colón de Carvajal, intendente del rey, que acabó
con los huesos en la cárcel. ¿Merecería Juan Carlos el nombre de “el rey
tapado”, como lo fue en la toma de posesión de Arturo Mas?
¿También
hay “transparencia” para conocer cómo el rey ha acumulado la fortuna que se le
supone de más de 1.800 millones de euros? Hay muchos documentos, que no se
sacan la luz. Veamos uno: la carta firmada por Juan Carlos I y dirigida al
Sha de Persia, el 4 de julio de 1977; el monarca, tras una descripción de la
situación política escribe: "me tomo la libertad, con todo respeto, de
someter a tu generosa consideración la posibilidad de conceder 10 millones de
dólares como tu contribución personal para el fortalecimiento de la monarquía
española". Nadie pensará que esta cesión sería a cambio de nada. Del cobro
de comisiones por la venta de petróleo hay más que leyendas, y muchos viajes a
los pozos negros. Y una larga lista de actividades, propulsadas algunas por el
gobierno del PSOE, para engordar la bolsa real. Eso explicará por qué este
partido quiere también mantener al rey a toda costa, dando explicaciones
ridículas a veces para hacer compatible su postura con su ideología
republicana.
Tal vez por eso quieren salvar sus culpas
acuciándonos, suavemente, sobre la necesidad de abdicación de Juan Carlos en
beneficio del príncipe Felipe. Pero ¿dónde está legislado esto? ¿Dónde está el
cómo, por qué y cuándo de la abdicación y transferencia de poder? ¿Cuando
quiera este rey al que todo se le consiente como si fuera, que lo es, el dueño
de España? ¿Y que pasaría si se reconociese como legítimo hijo del rey al hijo
bastardo Albert Solà Jiménez, que con sus 56 años y un ADN concluyente es el
primogénito del monarca y por lo tanto heredero de la corona?
En estos tiempo de modernidad y crisis me parece inútil la figura del
rey y un pago excesivamente caro por este monarca reinsertado en la vida
española, dueño de traiciones a diestro y siniestro, despreocupado de la
realidad de los españoles, de los que parece querer sólo sus aplausos y la
disposición de sus ahorros. Parece que está en nuestro ADN personal una actitud
servil ante la monarquía, unido a un pactado mutismo de los medios de
comunicación y los partidos políticos. ¿Por qué a nadie se le ocurre plantear
un plebiscito sobre si queremos o no la monarquía en nuestro país? Porque hay
un miedo espantoso a que al pueblo español le entre la cordura y diga que nunca
más, que para qué.
PABLO DEL BARCO
martes, 26 de marzo de 2013
EL CARRO DE LA LEJÍA, 26 marzo 2013
La España (i)Real (3)
En su retiro de Estoril, vivía don Juan, padre del
actual rey, en un exilio de largos tragos de ginebra; se le conocía como “señor
dry martini”. Me decían los miembros del Consejo monárquico de don Juan que a
partir del mediodía era difícil conversar con él. En aquel espacio de monarquía
rampante silenciosa creció Juan Carlos. Tuvo
una educación precaria y en solitario, que obtenía pocos frutos dada su
poquedad intelectual, con la salvedad de su iniciativa y actividad amoroso sexual
despierta desde muy temprana edad, herencia borbónica. Su salida a la luz
pública fue un tanto desgraciada, con la muerte de su hermano Alfonso el 23 de
marzo de 1956, por un disparo de Juan Carlos. El accidente no es criticable en
sí, pero lo es el que se fuera como fugitivo tras el funeral de Estoril, donde
vivía, evitando el atestado correspondiente, que aún hoy colea. De las teorías
sobre la no casualidad del hecho no voy a comentar nada. Don Alfonso, “el
senequita”, era el preferido de la madre.
Pero casualidad no hay en la traición de “Juanito”
(así llamaban al actual rey de España, nacido ochomesino en Roma) a su padre
don Juan, heredero legítimo a la corona española, después de que el primogénito
de Alfonso XIII, Alfonso, hemofílico, renunciara a la corona por el amor a una
cubana; se casó de nuevo, también infelizmente, con otra cubana; murió
desangrado en un accidente de tráfico. El segundo hijo Jaime, sordomudo, que
más tarde se arrepintió y quería ser rey de España, se esposó con una cantante
de origen prusiano; algo trajinaba Franco, que casó a su nieta Carmen con
Alfonso, hijo de Don Jaime. Eran de esperar estos desafueros en la estirpe de
los Borbones, con muchos antecedentes de desequilibrados mentales, como Felipe
V (primer Borbón español), o Fernando VI, que se empeñaba en no defecar
tapándose el ano con la parte alta de una silla; murió esparciendo mierda a su
alrededor. Bella paráfrasis regia.
El 23 de julio de 1969 Juan Carlos hizo el juramento
a título de sucesor de Franco, aceptando los Principios del Movimiento y las
Leyes Fundamentales. Dicho de otra manera, sucesor del gobierno ilegítimo de
Franco, obtenido por las armas con una escandalosa nómina de españoles muertos.
Todo ello después de un tiempo sometido a los caprichos del dictador, de
aburrimiento “soberano” en el que debió aprender los rincones más “sugestivos”
de España, siguiendo los antecedentes reales, y con los bolsillos vacíos, que
medio llenaba con préstamos de amigos (escasos) o de banqueros interesados. Quiso
ser granjero de gallinas y cerdos en palacio para ocupar su principesco vagar,
como su tío Alfonso; tal vez de ahí le venga el interés por las ganaderías.
Este es el rey que tenemos, heredero de la dictadura,
que aplaudió muchas veces. Yo no puedo olvidarme del 1 de octubre de 1975, en
la plaza de Oriente de Madrid, cuando Franco convocó, a golpe de bocadillo,
viaje gratis y dieta, la última manifestación fascista para justificar las
últimas condenas a muerte de tres miembros de FRAP y dos de ETA. Yo estaba en
el juicio como enviado especial de la revista Sábado Gráfico. Y aquel día vi y padecí la vergüenza de ser
desalojado de la sala del juicio, con los enviados de Amnistía Internacional, a
pesar de los esfuerzos y la lucidez de Juan María Bandrés, abogado de Garmendia,
para que nos permitieran informar. Es uno de los peores bochornos que he sufrido
en mi vida. Se cerró la puerta y nadie pudo saber lo sucedido en su interior,
salvo de las condenas, mientras, en la fría madrugada burgalesa, la novia de
Garmendia, enfermera, nos decía con dolor que su novio nunca pudo haber firmado
el acta de autoinculpación porque no tenía función motora alguna; solo una mano
ajena pudo haber estampado la firma; o un imitador. Naturalmente mi artículo
fue censurado en la revista, cerrada para la ocasión. Pude publicarlo en El Caso, revista de crímenes y asesinos,
que le iba muy bien al caso. El 1 de octubre el príncipe Juan Carlos apoyaba
con su presencia y sus palabras la actuación maquiavélica del senil dictador en
la plaza de Oriente madrileña. Al día siguiente salía yo, avergonzado, para
Brasil. Todavía más tarde, el 18 de julio de 1978, la Casa Real emitía un comunicado
que no dejaba lugar a dudas sobre el calibre moral del futuro rey:
“Hoy
se conmemora el aniversario del Alzamiento Nacional, que dio a España la
victoria para llevar la paz y el bienestar a todos los españoles. Surgió el
Ejército, escuela de virtudes nacionales, y a su cabeza el Generalísimo Franco,
forjador de la obra de regeneración”. (Continuará) PABLO DEL BARCO
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