miércoles, 29 de mayo de 2013
martes, 28 de mayo de 2013
EL CARRO DE LA LEJÍA. 28 mayo 2013
La e-videncia
de la in-videncia.
Aquí los llamamos echadores de cartas, videntes,
adivinadores
tarotistas, quiromantes, astrólogos… Son una plaga en los medios de
comunicación. Aparecen en cadenas de televisión, nocturnos muchas veces, sin
fijación de sintonía, parece que sin patente legal, propagando siempre su
calidad de emisión en directo. Estos “brujos” tienen hartas cualidades: los
vemos el mismo día y a la misma hora en dos cadenas diferentes, con diferentes
vestiduras, con poblada barba de un día para otro. La calificación de su teatro
de operaciones es de lo más variada, en una diversidad cristiano-pagana digna
de un estudio específico. A poco que abren la boca dan prueba de su escasa
cultura; algunos/algunas pegan unos hachazos temibles al diccionario y a la
gramática (la “visícula”, los “glanguios”, la “apófisis”). Algunos tienen la
condición de extranjeros, pero no son estos los que peor hablan. Y todos
exhiben la virtud de redentores; del cuerpo, aventurando soluciones médicas,
perturbadoras, para sus “clientes”, o del alma, después de haber sacudido la
intimidad con, por ejemplo, noticias de la traición de un marido en una pareja
estable.
Como no me gusta escribir a humo de pajas me he
sometido a sus adivinaciones, augurios, consejos…, que transcurren en una
sintonía cariñosa: “mi amor”, “mi vida”, “gloria mía”, “mi vida bonita”,
“corazón” mío”…; es el trato, que no solo suena a falso sino que es tan falso
como su familiaridad. Así inician el diálogo, después de esperar minutos
preocupantes con el teléfono desgranando las altas tarifas del contacto. Cuando
el e-vidente vidente-in-vidente parece medio serio, observas sus preguntas, el
modo en que las articula, cómo los consultantes les ponen la respuesta “a
huevo”, aunque a veces patinan de la manera más brutal: hombres que, a toda
costa, van a encontrar la mujer de su vida siendo neta e indudablemente
homosexuales; maridos que les ponen cuernos a su mujer, cuando han fallecido
tiempo ha; un hijo que anuncian volverá al seno materno cuando nunca salió de
él, meteduras de pata que ejecutan contra los consultantes, a pesar de que
estos nieguen la mayor; ellos insisten porque “lo dicen las cartas y ellas no
engañan nunca”.
Voy a mi caso: consulté, con la mosca tras la oreja,
cinco veces, todas con un resultado catastrófico: nada que me pronosticaron
sucedió, más bien lo contrario. Empecé a desconfiar cuando una vecina, que era
gallega y no teniendo otro oficio mejor empezó a ser consultora por el
ofrecimiento de un director de televisión secundaria amigo suyo. Como era
gallega se suponía que tenía el ADN de bruja y adivinadora. Tal como desconfié
se desarrolló la catástrofe. Cuando uno de estos personajes, flamante, que goza
de prestigio en el área, insistió en hacerme un sortilegio para favorecer mi
economía, me eché a temblar. En efecto, al día siguiente me llegó una sanción
de casi 2.000 euros y mi negocio en sociedad empezó a precipitarse de manera
imparable; no me invento nada. De lo que me facturó la compañía telefónica por
el tiempo de las llamadas, esperas y consultas, prefiero no acordarme. Pero
nunca olvidaré lo inútil de mis consultas, que me dejó un regusto amargo
pensando, sobre todo, en la gente humilde y generalmente ignorante que de buena
fe llamaba para solucionar su vida, esperando que con las palabras,
embaucadoras, falsamente cercanas y también ignorantes de su realidad, lo iban
a conseguir.
Hay en este mundillo una situación que favorece a los
“videntes”: no existe comprobación de las predicciones, y el resultado negativo
no es criticable porque el que consulta y conoce el fracaso teme que caigan
sobre él todas las maldiciones de los “brujos”, todo su poder maléfico e
inevitable. O, simplemente, se avergüenza de haber acudido a uno de estos
sujetos, fracasar y hacer el ridículo; nunca confesarán el fracaso ni la estafa
a que fueron sometidos.
Podía hacer una historia de gente estafada y de sus
correspondientes estafadores. No hace mucho un juez sentenciaba contra el
conocido Octavio Aceves por las profecías fallidas en el caso de la
desaparecida Anabel Segura. De los escándalos de Cristina Blanco y las actuaciones de
Rappel o de la “despampanante” Aramis Fuster, que cobran cifras astronómicas
por sus “trabajos”, corre mucha información. Estos son los “brujos” de la “jet
set”, endiosados e intocables. Otros, visitantes, como el argentino Ricardo Schiaritti o "Papa
Mustaphá" son muy conocidos justamente por sus visitas a la Justicia. Lo
que no se puede es evaluar el dinero que mueve este negocio porque la mayor
parte funciona en dinero negro, y el Gobierno no se atreve a meterle mano, no
siendo que en caso de hacerlo algún adivinador adivine de verdad los malos
pasos que estos aseados y mentirosos muchachos del PP van dando cada día con
más inseguridad y arrogancia.
PABLO DEL
BARCO
miércoles, 22 de mayo de 2013
EL CARRO DE LA LEJÍA. 22 mayo
2013
El morito
chinchón
No es por hacer leña del árbol caído, pero José
Mourinho (traducido, Pepe Morito; ay, si la gente lo supiera…) siempre me
pareció un cretino, con enorme capacidad para embaucar a cretinos con sus altisonantes
manifestaciones, sus huidas, sus silencios, sus acusaciones a diestro y
siniestro, enfrentamientos con los medios de comunicación…, garabateando en su
mal español que no aprendió a hablar en sus tres años, lo que implica evidente
desprecio a los españoles. Yo lo siento especialmente porque soy lusitanista
practicante y tanta arrogancia tan mal expresada me molesta, y me fastidia que
con su actitud derribe más el pésimo estado del deporte (fútbol) español. Ahora
el derribado es él, sobre un césped que quiso dominar como un pequeño dios,
pero tanto orgullo sin base y sin arrepentimiento le han llevado a la “automoribundia”,
de la que aún se defiende sin el mínimo “mea culpa”. El presidente del equipo,
que demuestra saber poco de fútbol y sí mucho de compraventa de jugadores, le
ha echado un cable final porque aceptar el fracaso del técnico portugués es
reconocer el suyo propio. Mourinho (Morito) se ha defendido alegando que su
condición de portugués atrae la antipatía de los españoles. Demonios, hasta
donde llega el mal uso del nacionalismo… El técnico ha calculado mal, se ha
enfrentado a los jugadores, que son quienes realmente dominan la empresa, de
equívoca democracia. La base de esa pseudodemocracia es el dinero: el talento
deportivo está en un segundo plano. Y el desarrollo social del deporte se
manipula con una actividad constante, enloquecedora, que no permite respiro ni
análisis. Hay fútbol todos los días, en copas, ligas y otros enredos que no
acaban nunca, que no dejan ver con claridad el panorama social, porque lo
llaman género sociocultural y está ubicado en el ministerio de cultura, cuando
es en realidad un mosaico de violencia sostenida en su ejecución –llamada
competición- que desarrolla una violencia sin límites en sus seguidores. ¿Te imaginas lo que ocurriría si,
durante un año, se paralizara el fútbol en todos los campeonatos? Los españoles
buscaríamos otras formas y otros campos de pensamiento, de movernos para
aprender nuestros paisajes, volvería el diálogo a las familias los fines de
semana, los lunes hablaríamos de otro tema que no fuera fútbol, el dinero de
las entradas podríamos aplicarlo a comprar otras cosas, incluso libros, iríamos
al depauperado cine español, nos dejarían de atormentar en los telediarios con
tanta noticia insulsa sobre este deporte y sus protagonistas. Tener que
escuchar las declaraciones de otro tan excelente jugador como, me parece,
cretino en lo personal, el “mago” Maradona, ofende la inteligencia. Incluso nos
haría menos mansos ante la crisis actual y la presión del grupo de oligarcas
que nos quiere conducir como ovejas a un campo de angustia irrespirable creando
un terror con el que dominarnos.
Todo, al final, es un problema de dinero, millones
que van y vienen, que no quieren tener
nada que ver con la otra economía de los españoles; imagino que la troika belga
no intervendrá las cuentas de los clubes de fútbol, entidades financieras que parecen
estar lejos de toda sospecha. La deuda, declarada, de estas entidades privadas,
que son de uso público, es de 3.500 millones de euros; la deuda con Hacienda,
de más de 700 millones. Están en quiebra pero siguen funcionando, como el
gobierno español. Los socios se desinteresan de la economía del club, sólo
quieren resultados deportivos, y aceptan sin rechistar el precio de las
entradas al estadio. Contra más partidos, mejor, que es como la proliferación
de bares y cafeterías en esta época de crisis. Quedarse solo en casa es un
martirio; gritar en el estadio, una liberación; tomar una cerveza en un bar,
una disculpa que nos permite la crítica libre del estado del país y el
correspondiente arreglo, sustituyendo la inutilidad de los padres de la patria,
en un lugar en el que nada nos compromete. Evasión de la realidad, en una
palabra. Me explico: No fui antifutbolista; jugaba cuando este deporte aún tenía
algo de romántico.
PABLO DEL
BARCO
miércoles, 15 de mayo de 2013
martes, 14 de mayo de 2013
lunes, 13 de mayo de 2013
lunes, 6 de mayo de 2013
EL
CARRO DE LA LEJÍA, 7, mayo,2013.
EL
ENGAÑO DE BOSTON Y LA INVENCIÓN DEL TERRORISMO
He recibido un
vídeo espeluznante con imágenes del atentado de Boston desde la misma línea de
meta. Se ve con claridad cómo unos operarios colocan allí a una persona sin piernas,
cómo otros obreros desordenan intencionadamente el escenario para dar más visos
de atentado, cómo los policías cambian su uniforme por ropas de paisano… Pueden
verlo con el título “El engaño de Boston desde la línea de meta”, vídeo del
Canal de Iván. Parece tan auténtico como las imágenes que nos ha ofrecido insistentemente
la TV norteamericana; no tiene aspecto de ser un montaje; son las mismas
imágenes que hemos visto tan repetidas, a las que se aplica una mirada
diferente, que nos permite ver lo que a simple vista no se ve, no quieren que
veamos. Al menos nos pone en la duda.
El presidente Bush,
que sabía mucho de tramas ocultas en su inculta y criminal cabeza, se inventó
la existencia de armas de destrucción masiva para declarar la guerra a Irak,
después de decir diez años antes, 11 de septiembre de 1991, en el Congreso, que
era posible un nuevo orden mundial. Esta actitud es antigua como la humanidad:
Nerón incendió Roma para acusar a sus enemigos los cristianos; Adolf Hitler incendió el Reichstag
para crear un estado de terror y culpar al pueblo judío; el presidente
Roosevelt tenía conocimiento previo del ataque de Pearl Harbor, que fue una
excelente excusa para entrar en la Segunda Guerra Mundial; el abuelo de Busch financió a Hitler en su alocada
extinción. De la guerra de Vietnam y la masacre estadounidense tenemos buena
memoria. Y de otros muchos acontecimientos mundiales marca USA. En lo que atañe
a nuestra historia en un momento decisivo:
El 15 de febrero de
1898, con el pretexto de que el ejército español había hundido el obsoleto
acorazado estadounidense “Maine” en el puerto de La Habana, Estados Unidos
declara la guerra a España. Está archidemostrado que fue el gobierno USA quien
hundió el buque, con algunos marines dentro para justificar mejor la violencia
y tener una brillante excusa para la guerra, y el posterior dominio de las
antiguas colonias españolas; dominio sutilmente político y descaradamente
económico. Algún sector español aprovechó, y aún colea, esta argucia para
acusar al gobierno de Zapatero con ocasión del atentado del 11 M. Pero el
material usado entonces y el que utilizan los (supuestos) terroristas
musulmanes de Boston no tiene ningún parecido.
Estos hechos
definen al gobierno norteamericano como el auténtico inventor del terrorismo
moderno: creación de un estado de pavor al que las autoridades, defensoras del
pueblo asustado, encuentran una solución contra sus “enemigos”; inventores del
terrorismo y héroes del castigo a los “terroristas”. En el atentado de Boston
hay muchas cosas sin aclarar, muchas que no se aclararán nunca, a las que se
está buscando a toda prisa una justificación con hechos, reales o inventados.
Han encontrado a dos chivos expiatorios para convencer al pueblo creyente,
lanzando cables de conexión con Bin Laden y el terrorismo musulmán, el terror
por antonomasia porque ellos lo han definido así. Han llegado las inculpaciones
a España, país ahora sin criterio y sin agallas para construir su propia
historia, con un gobierno al que mueven los peores vientos.
Ayer decía
públicamente la Cospedal -ese horror lingüístico, incoherente y falsario que no
quiere convencerse de su inutilidad para el bien- que gracias a Rajoy España se
ha salvado de un crack económico; el crack es el terror para nuestra economía,
Rajoy el salvador, a pesar de la catastrófica marcha del país, hipotecado hasta
2015, en que bajarán impuestos, justamente en la fecha de las elecciones:
“Bajaremos los impuestos cuando sea posible”, ha dicho Supermariano, con su
eterna cantinela de lo impreciso y vano. Al fin, el Presidente, acéfalo con
cerebro alemán, no ha dicho una mentira. Felicidades, españoles, nos siguen
considerando idiotas sin arreglo. ¿Querrán así protegernos del maligno? ¿El
maligno estaba en Boston también?
PABLO DEL
BARCO
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